El doloroso camino de perseguir las expectativas de nuestros padres
- Sofia Freile F
- 9 abr 2019
- 3 Min. de lectura
¿Son realmente las notas o calificaciones escolares una muestra de la inteligencia de nuestra hijo o hija? ¿Qué sucede cuando exijimos en demasía que estas calificaciones cumplan con nuestras expectativas cómo padres?
Provengo de una familia donde una calificación “buena” no era suficiente para ser aceptable. Un “sobresaliente” era lo único admisible y válido para ser aplaudido y aclamado, y quizá.... para ser visto como una persona respetable.
En mi casa jamás nos castigaron por ningún comportamiento inadecuado, ni tampoco por tener notas bajas, pero sabías, porque lo leías en los ojos y el corazón de tus padres, que quizá los habías decepcionado.
¿Imaginan el autoconcepto que desarrollé al no lograr a cabalidad esta expectativa de mis padres? Algo que sistemáticamente se repitió año tras año, porque a pesar del esfuerzo y dedicación... nunca era “suficiente”... ellos no me decían, pero yo lo sabía.
Pues luego de un periodo largo de recibir este mensaje, desarrollé un pobre autoconcepto, que me tomó años transformarlo y modificarlo, para vivir mi vida con la suficiente paz mental y un buen chorro de amor propio para amarme y amar la vida. ¡Ahora digo con mucha alegría que lo he logrado! Y que agradezco todo lo que recibí y lo que no, de mis padres, porque me hizo ser quien soy hoy en día.
Sin embargo del positivo resultado en mi experiencia, quiero compartir mi conocimientos del tema, para que otros padres lo reflexionen, concienticen a qué obedecen las “super” expectativas que implantan en sus hogares, y las vuelvan más cercanas a la realidad, más respetuosas con cada hijo e hija, como seres humanos únicos, de tal manera se evite el alto precio que tiene el perseguir expectativas ajenas a uno, ajenas al propio desarrollo individual, fundadas en algo o alguien externo a ti.
En la mente de muchos padres, se desarrolla la idea de que la exigencia que definamos para las notas escolares, determinará su éxito escolar y posiblemente su éxito futuro. Adicionalmente que el éxito escolar de nuestros hijos, parecería estar directamente relacionado con la calidad de paternidad que les ofrecemos. Si bien, para que un hijo o hija consiga buenas calificaciones, se requiere de un clima mínimamente favorable en el hogar (seguridad en cuanto a alimentación, sueño y cobijo, buena calidad en las relaciones, estabilidad familiar, estabilidad emocional de los miembros, entre otras), las calificaciones no miden nuestros logros como padres. ¡Cuidado se confundan y lo trasmitan a sus hijos!
Si únicamente nos enfocamos en exigir a nuestros hijos buenas calificaciones, estamos dando un valor inmenso al resultado externo, en detrimento de la validez que tiene el proceso de aprendizaje, los logros y los fracasos, que todos en su conjunto, son escenciales para crecer.
Dar excesivo valor a las calificaciones, merma
la escencia de la persona, condiciona todo lo que ella ES, sus cualidades y lo que puede lograr. Esto es muy contraproducente, el hijo o hija deben sentirse valiosos por lo que son, por simplemente existir, por SER, no deberían sentirse valorados por lo que están logrando, o por sus éxitos.
En el lado opuesto, cuando el hijo o hija tengan fracasos se desvalorizarán, caerán en depresión, angustia y ansiedad , porque no estarán logrando los estándares impuestos por alguien más, alguien externo. En primera instancia quienes sirven de bastión para construir la seguridad, el valor y el amor propio, son los padres, así que lo que pienses de tus hijos o lo que les digas, SI influye y mucho.
Seguramente lo que todo padre desea para sus hijos es que sean auténticos, genuinos, sean quienes son realmente, sean fieles a su esencia, y no traten o pretendan ser alguien más. Se valoren, quieran a sí mismos, que tengan un buen autoconcepto y autoestima, persigan sus sueños, no el de alguien más.
Para esto es determinante que nosotros como padres, respetemos lo que ellos son, y no exijamos a nuestros hijos basados en aquello que no lo logramos nosotros mismo o que soñábamos en nuestras más profundas fantasías.
Ahora, es importantísimo, que nuestros hijos tengan clara cuál es su responsabilidad como hijos, como estudiantes y como ciudadanos, para ello es fundamental reflexionar con ellos cuál es su papel en todo este aspecto, cuál es su papel en su vida. Es crucial implementar buenos y sanos hábitos que desarrollen en ellos compromiso, disciplina, constancia, perseverancia, bondad, verdad, entre muchas otras virtudes... pero para esto, necesitarán
padres concientes, que los ayuden a encontrarse con su propia escencia, a escuchar su voz interior y dar lo mejor que tengan para dar..
Sofía Freile F